Vía hipertextual.com –
Si alguna vez te has preguntado qué es un sismo y por qué ocurre, la respuesta es sencilla: sucede cuando las rocas del interior de la tierra se rompen y liberan una gran cantidad de energía que, a su vez, se propaga en forma de ondas provocando el movimiento del terreno. Las imágenes inferiores —captadas por varias cámaras en Osaka— muestran a la perfección el temblor que ha sacudido a esta ciudad localizada al oeste de Japón.
No obstante, el origen de un terremoto es algo más complejo. La litosfera, la capa rígida más superficial de la Tierra, está dividida en placas tectónicas. Estas porciones pueden desplazarse por encima del manto de una forma parecida al movimiento que tendrían unas galletas encima de unas natillas.
En otras palabras, las placas pueden separarse, acercarse o desplazarse en paralelo y su movimiento da lugar a límites relacionados con los fenómenos de vulcanismo y sismicidad. De hecho la región nipona está situada en pleno cinturón de fuego del Pacífico, localizado a lo largo de las costas de este océano y conocida por concentrar zonas con una intensidad actividad sísmica y volcánica.
Japón es un país conocido por su alta sismicidad. La razón es la confluencia de varias placas tectónicas en la región, como la placa euroasiática, la placa norteamericana, la placa del Pacífico y la placa del mar de Filipinas, como se observa en este mapa elaborado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). Algunos investigadores incluso dividen los bordes de estas porciones de la litosfera en microplacas tectónicas, que contribuyen al movimiento relativo de los bloques tectónicos grandes. Así sucede, por ejemplo, en el caso de la microplaca Okhotsk, situada al norte de Japón, y de la microplaca Okinawa, en el sur del país.
Parte de la alta sismicidad en Japón se explica por el movimiento de subducción entre la placa del Pacífico y la de Norteamérica —por la que la primera se introduce por debajo de la segunda a una velocidad de 83-90 milímetros por año, según el USGS—. Buena parte de los grandes terremotos —con magnitud superior a 8— que han sacudido Osaka desde hace años, según un estudio, se han producido por la subducción de la placa del mar de Filipinas por debajo de la placa euroasiática, a velocidades que van desde los 48 a los 65 milímetros por año. Su límite tiene lugar en la llamada fosa de Nankai.
Hasta la fecha los científicos no han logrado desarrollar ninguna técnica que permita predecir los terremotos. Lo que sí se sabe, no obstante, es cuáles son los países con mayor riesgo sísmico, entre los que se encuentra Japón. La tierra tiembla de forma natural y casi constante, sin embargo, los sismos no producen por sí solos daños materiales o personales. Son los edificios y construcciones que se derrumban, como ha sucedido recientemente en Osaka, los que provocan las víctimas. De ahí que los especialistas destaquen la importancia de promover la investigación, mejorar las construcciones y desarrollar sistemas de prevención y alertas, con el fin de evitar las trágicas consecuencias del reciente terremoto de Japón.