Un temporal de verano, 1929

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Un temporal de verano, 1929

Muy pocas veces en la historia reciente de Chile, se ha vivido un temporal de verano y más aún, que abarque desde la zona norte hasta el extremo sur del país. Lo que sí podemos ver frecuentemente en cada verano, es el Invierno Altiplánico que se deja sentir con grandes tormentas eléctricas y aguaceros del fin del mundo, provocando grandes inundaciones que barren con poblaciones completas del norte de nuestro país.

Este verano del 2021 y luego de experimentar una pandemia que nos puede cambiar el paradigma moderno de nuestras vidas, sumado a un cambio climático en ciernes, y luego de 92 años exactos como si fuera un reloj suizo, es que reviviremos un nuevo evento meteorológico, con precipitaciones considerables que pueden llevar consigo desastres de importante consideración.

El 30 de enero de 1929 un frente de mal tiempo se dejo sentir en la zona central y sur del país, que según algunos historiadores, duró por varios días y con algunos muertos en la cordillera de los Andes. Es así como en la localidad del Cajón del Maipo, sector de El Portillo, cerca de 50 arrieros cruzaron desde Argentina a Chile, enfrentando un temporal de agua y viento que los despojo de sus mantas y sombreros, votando sus mulas, siendo sepultados por la nieve. Según relata Urrutia y Lanza, 2 de los arrieros lograron cruzar nuevamente hacia la Argentina, mientras los otros fueron rescatados por los Carabineros.

Mientras tanto, la tormenta se hacía sentir con fuerza inusitada en la bahía de Valparaíso:

«El temporal que se ha desencadenado en todo el país, ha adquirido mayores caracteres de violencia en Valparaíso. No hay recuerdos de que en esta época se haya producido un temporal semejante.
La lluvia ha sido intensa y el viento ha soplado como un verdadero huracán. Varias lanchas han garreado y se han estrellado contra el enrocado de la bahía hundiéndose o recibiendo perjuicios
de consideración. Comenzando el temporal en las primeras horas de la madrugada, la autoridad marítima procedió a suspender el tráfico de la bahía. Muchas veces se vieron obligadas esta mañana a salir del puerto mar afuera a capear el temporal. Los vapores que debían entrar al puerto han permanecido en alta mar en espera de que amaine el temporal.

Según la información oficial proporcionada ayer tarde por el jefe del servicio meteorológico de la costa, Don Ciro Araya, el agua caída alcanzo a 20,9 mm. Nos dijo Araya que en 30 años a esta fecha, no había registrada ninguna lluvia en enero, de las proporciones de la de ayer.

Al mismo tiempo nos recalcó que el hecho de que él había anunciado el temporal el día anterior, pero que muchos no lo creyeron, por lo raro que encontraba un temporal en este tiempo.» (Diario La Nación, 31 de enero de 1929)

Fue tan potente el temporal vivido que hizo algunos estragos en la ciudad, pero también en las embarcaciones como lo consignaba La Nación:

En su fondeadero se hundieron los lanchones E-11 y E-5, que estaban cargados con madera para el extranjero. Otras embarcaciones de esa calidad y lanchas de diversas firmas también se hundieron en medio del temporal.

Diario La Nación, Jueves 31 de enero 1929

Vapor Concepción

En el vapor «Concepción» se notaban los efectos de los fuertes choque que le habían producido la chata «Caupolicán» pues tenía varias serias averías por donde penetraba el agua en abundancia. El «Concepción», había recibido tres grandes aberturas y cinco menores, estas últimas estaban en la línea de flotación, que con la marejada y los balanceos de la nave quedaban bajo el agua» (Diario La Nación, 31 de enero de 1929)

Otras Localidades

Según relatan en La Nación desde hacía por lo menos diez años antes del 29, que no se observaba en la zona central de Chile, un temporal de tal magnitud, por eso que a muchos los encontró desprevenidos. Aunque las noticias de que se podía acercar un temporal a estas localidades, ya venía creciendo:

«Las observaciones telegráficas recibidas en la noche del martes, dieron el primer aviso de haberse desencadenado un fuerte temporal en el sur. Valdivia comunicaba que los vientos huracanados del norte soplaban con una velocidad de cerca de mil metros por minuto y llovía torrencialmente, mientras en Temuco el tiempo se presentaba nublado y amenazante, con un viento norte de 600 metros por minuto.

En las primeras horas de la madrugada de ayer miércoles, el cambio de tiempo se propagó rápidamente hacía el norte, llegando la lluvia sucesivamente a Talca, San Fernando y Valparaíso.

Diario La Nación, jueves 31 de enero 1929

Santiago

En santiago comenzó a llover con intermitencias a las 8 horas 45m., siguió lloviendo fuerte hasta mediodía, luego con menor intensidad, hasta las 16, y con intermitencias desde las 17 a las 20 horas.» (Boletín del observatorio del Salto)

Como este temporal del año 29, también Urrutia y lanzan consignan el temporal del 27 al 29 de enero de 1944, donde hubo 4 muertos por inundaciones y deterioro de las viviendas.

«En Santiago, el temporal fue acompañado de truenos y relámpagos y un rayo cayó, durante la tempestad, en las calles Huérfanos con San Martín, fundiendo una caja de alimentación subterránea e interrumpiendo el suministro de energía eléctrica en el sector» (Urrutia, Rosa; Lanza, Carlos: Catástrofes en Chile 1541 – 1992. Editorial La Noria, 1993.)

Es así como los temporales de Verano no son tan nuevos por estas tierras, pero si traen consigo algunas vulnerabilidades a la sociedad chilena del centro sur, que no está habituada a estos fenómenos.

Por Jonathan Segovia Q.