La ciudad de Valdivia es reconocida por su bella costanera, que es recorrida por el río Calle-Calle; una postal obligada para las fotografías de los turistas que visitan el lugar. Pero esta localidad también es conocida por las catástrofes naturales que la han afectado, entre terremotos, incendios, batallas y en 1881, por una inesperada tromba marina.
El 9 de febrero de 1552, Pedro de Valdivia funda la ciudad Santa María la Blanca de Valdivia, pensando en que este lugar podría transformarse en un importante sector portuario. Cuando la ciudad conocida hoy como Valdivia se consolidaba, e incluso era considerada la segunda más importante luego de Santiago fue azotada por un violento terremoto el 16 de diciembre de 1575 que dejó la ciudad por los suelos. “En la ciudad de Valdivia a las tres horas de la tarde poco más o menos vino un gran temblor y terremoto de hacia la mar, que en comenzando luego se comenzaron a caer casas y en pequeño espacio, cuanto acabó de quitarse la niebla que el mucho polvo tenía estaba todo el pueblo caído por el suelo” (Relato anónimo, Valdivia 16 de diciembre de 1575, Archivo Nacional Histórico, Fondo Moral Vicuña, tomo 32).
Lo anterior, sumado al desastre de Curalaba de 1598, provocaron que Valdivia desapareciera en 1599 y fuera refundada en 1684. Si consideramos además el terremoto del 22 de mayo de 1960, podemos hablar de esta ciudad del sur de Chile como un lugar de catástrofes, que, aunque menos conocida, no por eso menos destructiva fue una tromba marina que azotó a la población de Valdivia el 26 de abril de 1881.
Un fenómeno pocas veces visto en la zona austral de nuestro país, comenzó con un fuerte viento que fue acompañado luego por truenos y relámpagos, derivando en una destructiva tromba marina. “Como a las cuatro de la tarde vino una tempestad de truenos y relámpagos tan grande que parecía que el cielo se venía abajo. De repente se sintió un espantoso ruido acompañado de un granizo del tamaño de una nuez y junto con esto se vio que una nube parecía desprenderse del cielo y caer sobre la población” (El Mercurio de Valparaíso, 3 de mayo de 1881).
Los principales daños fueron en el centro de la ciudad, puesto que la destructiva tromba se abrió paso por la plaza de la ciudad donde la torre de la iglesia cedió y aplastó a un niño al igual que el edificio de la intendencia, que cobró la vida de un niño y su madre, mientras que en el colegio perecieron dos niños que eran los únicos que se encontraban en el lugar a esa hora.
El resto de la ciudad no corrió mejor suerte y gran parte quedó en el suelo. “Todo quedo en el suelo en completa ruina. Siguió por la calle de Arauco y a uno y otro lado de la calle arraso con los edificios, árboles y cuanto encontró a su paso.” (El Mercurio de Valparaíso, 3 de mayo de 1881).
Por Pablo Moya
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