La Mañana del 11 de agosto de 1888 sería recordada por mucho tiempo por los porteños debido al más grande aluvión que azotó Valparaíso y que causó al menos 75 fallecidos y otras 300 personas heridas como consecuencia de la avalancha.
Valparaíso se construyó mayormente en los cerros, por lo que el agua de las quebradas y de las lluvias causaba problemas en el normal funcionamiento de la ciudad. Para evitar que las calles se convirtieran en ríos y así mismo para abastecer a la población, se construyeron diferentes tranques en zonas estratégicas que canalizaban dichas aguas.
Casi la totalidad del Cerro Florida (66 hectáreas) pertenecían al Regidor Nicolás Mena, terrenos en los cuales existía un tranque para el consumo de una parte de la población del sector, como también para regadío de sus propias tierras y además para abastecer sus fábricas de hielo y de cerveza. Dicho tranque se extendía por los faldeos de los Cerros San Juan de Dios y Yungay accediendo a él, por el “camino de cintura”, actual Avenida Alemania.
La represa medía 40 metros en su base y en su parte superior 15 metros con una profundidad de 17 metros. Albergaba al momento de la tragedia 61.000 metros cúbicos de agua y se encontraba a 271 metros de altura sobre el nivel del mar.
1888 fue un año especialmente lluvioso y en los días previos a la tragedia las lluvias arreciaron la zona central del país. Ese martes 11 había amanecido despejado y nada hacía presagiar el desastre. A las 8 de la mañana, un fuerte estruendo se hizo sentir en el sector, las paredes del tranque habían cedido y el torrente comenzaba a arrastrar cerro abajo con todo lo que encontraba en su camino, convirtiéndose en una avalancha de lodo, piedras y escombros proyectándose principalmente por las calles Yerbas Buenas y General Mackenna. Un terraplén del camino de cintura logró frenar gran parte de la avalancha, y si bien posteriormente también cedió al embate del agua, evitó que la catástrofe fuera de mayor envergadura.
A los pocos minutos,la masa de lodo y escombros se diseminó entre las plazas “Aníbal Pinto” y “de la Victoria”. Las calles Salvador Donoso y Condell quedaron totalmente cubiertas con 1 metro de barro acuoso, piedras, árboles y restos de casas.
Las labores de salvataje fueron extremadamente difíciles y se extendieron por varios días. Con las calles inundadas del sector del “plan”, fueron necesarios botes para efectuar las operaciones de búsquedas de los fallecidos. Fue tal la magnitud del desastre y del daño en la sociedad porteña que se necesitó la participación de diferentes instituciones en los procedimientos de rescate y sanidad como lo describe el acta del cabildo del 21 de Agosto:
«El I. Cabildo en sesión de anoche acordó dar las gracias al Cuerpo de Bomberos, al Gremio de Jornaleros a la Marinería de la Escuadra Nacional i a los Cuerpos de línea i de la Guardia Municipal; Como así mismo a la junta de vecinos, a la de Beneficencia de Señoras i a los señores curas párrocos por los importantes servicios que han prestado a la ciudad, con motivo de la desgracia que ésta ha experimentado el día 11 del corriente.” (Acta del Cabildo de Valparaíso del 21 de Agosto de 1888.)
En su camino, la avalancha había destruido casas y locales comerciales dejando a muchas familias desvalidas con una gran cantidad de heridos. Las autoridades determinaron entregar ayuda a esas familias que habían perdido su hogar y sus trabajos, como lo indica otra acta fechada el mismo día 21:
“La I. Comisión de Alcaldes en sesión de anoche, acordó la inversión de la cantidad de cinco mil pesos ($5000) en socorrer a las desvalidas que han quedado sin hogar i sin abrigo como motivo de la inundación que han ocasionado las lluvias.
Dispuso así mismo que se imputase a la partida de imprevistos la mencionada suma i que fuese trascrito este acuerdo sin aguardar la aprobación de acta”.(Acta del Cabildo de Valparaíso del 11 de Agosto de 1888.)
El desastre tuvo una connotación nacional por lo que las máximas autoridades nacionales expresaron su apoyo a los porteños agilizando los procedimientos de limpieza y orden de las zonas afectadas tal como lo expresa el cabildo:
«El Ilustre Cabildo en sesión de anoche acordó por unanimidad manifestar a su E. el Presidente de la República la espresión de sus agradecimientos por su palabra de congratulación i de aliento que por medio de su nota de 14 del actual ha tenido a bien enviar a las autoridades i a la Sociedad de Valparaíso i especialmente al Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, por la parte que han tomado en los trabajos que ha sido menester ejecutar con motivo de la catástrofe del día 11 del corriente; como así mismo por la oportunidad con que ha recalcado del soberano Congreso las faenas necesarias para llevar a cabo el desembancamiento de las cauces i el aseo de la ciudad.» (Acta del Cabildo de Valparaíso del 21 de Agosto de 1888)
La tragedia podría haberse evitado si las autoridades hubiesen escuchado las voces que hacía 2 años venían alertando del peligro de tener una masa gigantesca de agua en sectores altos de la ciudad. 40 años después, el hijo de Nicolás, Marcelo Mena estableció al fallecer que la totalidad de su fortuna se asignase para la habilitación de un hospital de niños que se conoce popularmente como el “Consultorio Mena”.
Una roca de varias toneladas puede observarse todavía hoy en dia encajada al costado de la Escala Murillo, la cual recorre en paralelo al ascensor Florida que es un mudo testigo de las proporciones del desastre.
Por Humberto Muñoz
Documentos asociados:
Acta del Cabildo de Valparaíso del 11 de Agosto de 1888
Acta 1 del Cabildo de Valparaíso del 21 de Agosto de 1888
Acta 2 del Cabildo de Valparaíso del 21 de Agosto de 1888