EL lunes 12 de julio de 1954 a eso de las 03:00 de la madrugada Antofagasta sufrió con desastrosas consecuencias, un fuerte huracán, situación nunca antes vivida por los habitantes de esta ciudad en el norte de Chile.
Como anunciando su paso, el huracán en los días anteriores se hizo sentir en varias localidades del norte como Mejillones, Calama, Chuquicamata y la propia ciudad de Antofagasta que fueron testigos de fuertes temporales, que según los habitantes más antiguos, no se presenciaba con tal fuerza desde 1912, “Por aquel entonces – evocan los viejos antofagastinos- la ciudad era sólo un puerto improvisado y de consiguiente, no tenía sus calles pavimentadas. Tal como ahora las mangas de agua convirtieron estas calles en verdaderos barriales. Imagínese el espectáculo que en esa noche de junio ofrecían los transeúntes rezagados que de cualquier modo trataban de llegar a sus hogares… Las casas de aquel entonces eran de madera y sufrieron grandes perjuicios e igualmente el comercio” (El Mercurio de Antofagasta 11 de Julio de 1954).
A parte del viento y la lluvia también hubo presencia de nieve en la Sierra de Remiendos y en La Sierra de Vicuña Mackenna. Los daños provocados por este temporal fueron cuantiosos principalmente para los antofagastinos, “La casi totalidad de las casas de Antofagasta sufrió daños por el agua, aun las construcciones solidas de concreto… la lluvia que inundó las bodegas de numerosas casas comerciales, causó grandes daños.” (El Mercurio de Antofagasta 12 de Julio de 1954). La nieve caída por casi 3 horas en Calama y Chuquicamata provocó un apagón general de electricidad y la pérdida de comunicaciones.
Este temporal que con inusitada fuerza azotó el norte chileno provocó grandes pérdidas, y fue el vaticinio de un desastre que sería aun peor como lo indicaba la prensa de la época:
“Un huracán, cuya duración no tiene precedentes en la historia de Antofagasta, se dejó sentir ayer por espacio de siete horas. Sus consecuencias son lamentables: dos muertos y cuantiosos perjuicios en todos los barrios y la consternación de los habitantes ante el extraordinario fenómeno climatérico registrado después del temporal de lluvia más grande de los últimos 40 años… A medida que el tiempo transcurría se acentuaba la violencia del temporal adquiriendo caracteres inusitados” (El Mercurio de Antofagasta 13 de Julio de 1954
Entre los perjuicios provocados por este poderoso huracán, se cuentan la caída de árboles y postes, el desplome de edificios entre ellos el Club de Tenis “Chile”, derrumbándose la tribuna de socios en el Club Hípico, un teatro móvil que en aquel entonces se encontraba en la ciudad, desapareció, ya que la carpa que lo alojaba fue totalmente destruida, los cementerios número uno y dos sufrieron la caída de sus cierres y se perdieron dos vidas, todo provocado por los fuertes vientos que alcanzaron los 82 kilómetros por hora. Se estimó que las pérdidas fueron de entre 15 y 20 millones de pesos de la época y por la magnitud de la destrucción se precisó de la ayuda del ejército para la reconstrucción.
Por Pablo Moya
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