Vía la ONU, programa del medio ambiente -
La región del Donbass, en el este de Ucrania, es un área con un clima favorable y una gran biodiversidad de plantas. En primavera, florecen en sus estepas varias especies como la cañuela de oveja, la flor de nomeolvides o la hierba amarilla de berro. La zona también alberga una gran cantidad de recursos minerales que incluyen depósitos de sal de roca, yeso, materiales de cemento en bruto, piedra caliza y dolomita, así como granito y arcillas.
Pero el Donbass no es famoso por su biodiversidad. Durante años ha sido una de las regiones más contaminadas del país. Los desechos tóxicos de casi dos siglos de minería intensiva se acumulan en sus suelos. La economía de la región continúa dominada por la industria del carbón, la construcción de máquinas, la metalurgia y la producción de materiales de construcción. La provincia de Donetsk, que aporta más de 23,5% a las exportaciones de Ucrania, alberga a 1.000 empresas y organizaciones.
Gran parte de la tierra rural de la región– 80% de la cual es cultivable- es controlada por empresas agrícolas y granjas, lo que supone una fuente de presión adicional sobre las 50 especies de mamíferos amenazadas, 38 especies de peces, más de 10 especies de reptiles y alrededor de 300 especies de aves que habitan el área.
Además, el conflicto armado en curso -uno de los más sangrientos de Europa desde la guerra de los Balcanes en los años 90- ha añadido a los ecosistemas locales otros daños significativos y parcialmente irreversibles. Un año antes de que estallara la guerra, la región albergaba 5.500 industrias que producían alrededor de 44% de las emisiones del país. Debido a la destrucción de la infraestructura de producción y los mecanismos de emergencia, los riesgos de degradación ambiental han aumentado significativamente. El río Siverskyi Donets – el más contaminado de Ucrania antes del conflicto – es un afluente del río Don, que pasa a través de la vecina Federación Rusa.
La contaminación generada por el conflicto plantea riesgos de salud para la población que se abastece principalmente del Don.
Por otro lado, la suspensión de la agricultura dio espacio a la maleza y los roedores para que prosperen y se reproduzcan, poniendo en peligro aún más a la salud pública.
«El Donbass está al borde de una catástrofe ecológica alimentada por la contaminación del aire, el suelo y el agua por la combustión de grandes cantidades de municiones en los enfrentamientos y las inundaciones en las plantas industriales. Existe una necesidad urgente de un monitoreo ecológico para evaluar y minimizar los riesgos ambientales derivados del conflicto armado», dijo la Dra. Leila Urekenova, analista de ONU Medio Ambiente.
Durante la guerra, las instituciones que protegen las reservas naturales han perdido personal. Esto ha llevado a un aumento en las violaciones de la ley ambiental, la caza furtiva masiva y la tala ilegal, y a la interrupción de las operaciones de gestión de residuos. Las especies invasoras como el chacal, el pez luna y el escarabajo asiático también se han expandido y colonizado la zona de conflicto y las áreas adyacentes.
Los bosques en las provincias de Donetsk y Lugansk, que conforman la región del Donbass, juegan un papel crucial en los paisajes porque previenen la erosión del viento y el agua, y garantizan la estabilidad de los cuerpos de agua. Además de crear un ambiente favorable para la fauna y la flora locales, los bosques de pinos masivos de la región desempeñan un papel social y económico clave, ya que a menudo se utilizan para la recreación, la caza y la recolección de hongos, bayas y hierbas.
Según una evaluación ejecutada por la Plataforma de Ciencia y Políticas sobre Medio Ambiente y Seguridad, de ONU Medio Ambiente, el conflicto ha afectado, dañado o destruido ecosistemas en un área de al menos 530.000 hectáreas, incluyendo 18 reservas naturales que cubren 80.000 hectáreas. Además, 150.000 hectáreas de bosques han sido impactadas y se registran 12.500 incendios forestales en la zona de operaciones militares y áreas adyacentes.
Solo en 2014, la falta de protección forestal y los combates resultaron en la destrucción casi irreversible de 479 hectáreas de bosques. El conflicto ha tenido impactos mecánicos y químicos directos en los árboles, incluyendo el daño con metralla en cortezas, ramas, cimas y la vegetación del suelo, lo que se tradujo en el debilitamiento o muerte de árboles individuales y plantaciones enteras. La zona de operaciones militares también ha sido contaminada por artefactos explosivos sin detonar cuya eliminación podría tomar años o décadas, de acuerdo con la experiencia de otros países como Bosnia y Herzegovina, Serbia y Macedonia.
ONU Medio Ambiente está trabajando con países y comunidades para prevenir o revertir la degradación y la mala gestión ambiental. Como la máxima autoridad mundial en materia de medio ambiente, también promueve un enfoque más proactivo para la reducción de riesgos ambientales y de desastres a largo plazo. Esto mejorará la capacidad de las comunidades para resistir los impactos y el cambio ambiental.
Conozca más del trabajo de ONU Medio Ambiente sobre las causas y las consecuencias ambientales de los desastres y conflictos.
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