El robo del "Chili" (II Parte)

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Los hechos ocurridos con el robo al Chili se dejaron en las actas del ministerio del exterior a través de las declaraciones de sus actores. Veamos la declaración del Capitán del Vapor francés CH Jauce.

Transcripción
Relación de los hechos en ocurridos en el naufragio del ¨Chili¨.

Salí de Valparaíso el 7 de mayo de 1892, con destino a Talcahuano. El 8 de mayo, sin que nada pudiera indicarme la cercania de la tierra, mi punto, colocándome todavía a 10 millas de Talcahuano i en medio de una espesa nieblina, mi buque se varó en las rocas de la punta Tumbes. Formé inmediatamente las disposiciones necesarias para salvar los pasajeros i la tripulación, i a pesar de la mar gruesa, llegue a salvarlos sin accidente. A las 4 1/2 de la tarde, después de alguna deliberación, hube de abandonar el buque; las olas lo cubrían intensamente, los balquinazos eran mui fuertes i era imprudente si no peligroso permanecer a bordo.

Después de haber izado en señal de peligro el pabellón frances, descendí al bote acompañado del 2º capitán, del teniente 2º i de tres hombres, i después de haber corrido serios peligros nos hemos conseguido reunirnos para poder salir de las rocas i rompientes que rodean el buque.

Yo me quede para cuidar el buque hasta que se hizo la noche. Lea neblina había espesado mucho, el viento norte que habia aumentado en fuerza, habia puesto mui gruesa la mar. Juzgando que no podíamos pasar toda la noche en una embarcación sin reales peligros, pedí consejos a los oficiales i hombres que me acompañaban i se decidió que por el común interés, debíamos dirigirnos a Talcahuano para organizar allí, en el menor tiempo posible los recursos necesarios a fin de salvar del ¨Chili¨ todo lo que se pudiese.

Escampavía Huemul

Después de haberme dado cuenta de que todos los pasajeros estaban en lugar seguro, llegue a Talcahuano a la 10 de la noche i me presenté al vice-consul de Francia, como asímismo al Señor Gobernador Marítimo a quienes informé de la situación de mi buque. Rogué al Señor Gobernador Marítimo me procurase, si era posible, una embarcación a vapor para volverme al lado de mi buque; el Señor Gobernador me respondió que, por el momento, aquello era imposible, que la neblina estaba mui densa i que era preferible esperar la mañana. Me dijo también que iba a tomar medidas para enviarme socorros i que el escampavía ¨Huemul¨ estaría al dia siguiente a mi disposición. Deseando a toda costa volver lo más pronto posible al lado del ¨Chili¨, me dirijí a la Empresa francesa del dique seco, la que pronto dispuso lo necesario para poner a mi orden la chalupa ¨Brise-lame¨.

Después de haber reunido mi tripulación i armado mis embarcaciones nos dirijimos al lugar del siniestro, adonde llegamos cerca de las 7 de la mañana.

Me sorprendí, como no podía ser más, de encontrar cerca del ¨Chili¨ un remolcador, el ¨Chamil¨ que partía ya para Talcahuano, i otro, el ¨Minero¨ anclado cerca del buque.

El señor Ipland, diciéndose propietario de esos remolcadores, se encontraba ya a bordo así como algunos pescadores pertenecientes a la aldeita de Tumbes i habían estraido ya muchos objetos del “Chili”: diré que esos objetos habian sido estraidos clandestinamente. También, con pesar, hube de constatar que el pabellón francés habia sido arreado. Mis oficiales i mi tripulación estaban a bordo del buque i después de una orden mia se comenzó inmediatamente el salvamiento de los valores encerrados en la bodega de popa. El trabajo presentaba ya dificultades pues el agua había invadido dicho compartimiento. A las 9 de la mañana llegó el Sr. Gobernador Marítimo a bordo del escampavía “Huemul” adonde me dirigí inmediatamente.

Tan pronto como llegó, el señor Gobernador dio orden al capitán del “Huemul” de quedar a mi disposición i de recibir a bordo todos los valores así como todo lo que se pudiese salvar del “Chili”.

Después de haber permanecido cerca de 20 minutos en el lugar del siniestro, el señor Gobernador Marítimo regreso a Talcahuano en el vaporcito “Brise-lame”.

Pareciéndome irregular la presencia del señor Ipland a bordo del “Chili”, rogué al comandante del “Huemul” tuviese a bien hacer venir a bordo de dicho escampavía al señor Ipland, lo que se hizo al instante.

Pregunté entonces al señor Ipland en qué derecho i en que sentido se encontraba embarcado en el “Chili”; él me respondió en presencia del comandante del “Huemul”, que había sido enviado por el Gobernador Marítimo para llevarme socorro, que sus intenciones eran honradas i que todo lo había salvado del “Chili” sería entregado a quienes tuviese derecho; me avisó también que había salvado tres zurrones de plata. Creyendo tratar con un hombre honrado i en la autorización previa del señor vice-consul de Francia, rogué al dicho señor Ipland me ayudase al salvamiento que se efectuaba ya por medio de mi tripulación. El señor Ipland se comprometió a salvar del “Chili”, por cuenta de los aseguradores, todo lo que pudiese.

El remolcador “Minero” partió para Talcahuano, i entonces se sacaron de la bodega del “Chili” noventa zurrones de plata, que, puestos en mis embarcaciones i trasportadas al “Huemul”, fueron allí recibidos i contadas por mí. Tengo que hacer notar esencialmente que dichos valores han sido salvados exclusivamente por mi tripulación i trasportados al “Huemul” por mis embarcaciones montadas por mi tripulación. Una embarcación del “Huemul” montada por el 2º de dicho escampavía i su tripulación se dirijió a bordo del “Chili” i algunas horas mas tarde mi 2º me hizo saber que esos hombres se conducián mui mal a bordo i que se entregaban a verdaderos actos de piratería.

Además de los valores depositados en el “Huemul” se llevaron allí los bagajes de los pasajeros, las ropas de la tripulación, mis propias ropas, así como la lencería pertenecientes al buque, sábanas, servilletas, manteles, coberturas, etc, etc, una cantidad de conservas, vinos i licores. A las 4 de la tarde apareció el “Huemul”. Yo me trasladé al Brise-lame, que había vuelto i deje a bordo del “Huemul” al señor Michel 1er lugarteniente.

La misma tarde del 9 de mayo los equipajes de los pasajeros i efectos de la tripulación fuerons depositados en tierra, en almacenes bajo la aparente vijilancia de las autoridades, mis efectos personales fueron dejados a bordo del “Huemul”, así con los valores, ropas, víveres, etc.; lo avanzado de la hora permitió desembarcar dichos objetos sobre 90 zurrones embarcados en el “Huemul”, solo 87 fueron devueltos de mis efectos, ropas de a bordo, conservas, vinos i licores, nada se me devolvió. Lo, personalmente, lo he perdido todo; los equipajes de los pasajeros i las ropas de mi tripulación han sido saqueadas en parte.

Al día siguiente en la tarde el “Huemul” se dirijió denuevo a la punta Tumbez. El 2º de dicho escampavía se trasladó a bordo del “Chili” en dos embarcaciones. El señor Lemvine, 2º capitán del “Chili”, queriendo impedir los abusos que habian acaecido la víspera cerró los departamentos i prohibió a los marineros i oficiales del “Huemul” entrar en la cámara. Estos oficiales recibieron las observaciones de mi 2º con desprecio i aún lo insultaron, diciéndole que eran ellos solos los dueños, que tenían órdenes i que no lo reconocian para nada. Viendo las puertas cerradas con llave descendieron al salón por la claraboya i se entregaron a una verdadera orgía, llevando en sus embarcaciones todo lo que encontraron a la mano, conservas, vinos, licores, etc, etc. Después de haberse embriagado a punto de poder ya beber más, rogaban a sus hombres que les llenaran los vasos y estos últimos los hacían beber. Todo lo que no pudieron llevar, estaba destrozado, las escotillas arrasadas, las puertas destrozadas a golpes de martillo, las almohadas de pluma fueron aventadas i su contenido sembrado en las cámaras i salón; los útiles de mesa quebrados; el pillaje fue completo. El señor vice-consul de Francia hubo de rogar entonces al señor gobernador marítimo que no enviase el “Huemul” a la Punta Tumbez a fin de evitar todo escándalo.

Todo lo que había de provisiones a bordo ha desaparecido; han sido devueltas 51 cajas de conservas i dos cajones de vinos i licores.

El 11 de mayo fuí a bordo acompañado del señor Lorre, inspector de la línea del golfo i del capitán del “Golfo de Ancud”. La Mar estaba mui gruesa, reventaba sus olas en le buque i lo cubría completamente. Llamé a mi 2º quien me dio cuenta de que la estadía a bordo era incomoda y peligrosa. Entonces le dí la orden de refugiarse él i la jente en una embarcación anclada para recibir las mercaderías que se salvaban. Aprovechándose de la ausencia de mi segundo, el tal señor Ipland, con audacia, arreó el pabellón francés i lo arrojó a una lancha. Este acto ejecutado a presencia de testigos, es incalificable.

Mi 2º volvio luego a bordo i a pesar de Ipland izó la bandera francesa. Yo me volví a tierra, i tan pronto como llegué di cuenta al señor gobernador de la conducta de tal señor Ipland. Siento verme obligado a decir que no se han tomado absolutamente en cuenta las resultas de una reclamación. Viendo que después del 9 de mayo, dia en que el señor Ipland se comprometió conmigo para salvar todo lo que pudiera del “Chili”, dicho señor no daba cuenta alguna de lo que salvaba, viendo que el tal contratista desembarcaba sin verificación alguna todo lo que venía en el “Chili” i que en una palabra, trataba en un hombre a quien había creido honrado, no qué al señor consul de Francia terminase con el señor Ipland el compromiso que dicho señor había asumido delante de mí. Pude entonces, con la ayuda del señor vice-consul decidio a la Empresa del dique a ocuparse del salvamento, trabajo que al principio no habia sido aceptado, lo que habia puesto en la obligación de dirigirme al señor Ipland.

Desde el dia en que dejé de servirme del Señor Ipland, la autoridad de Talcahuano, puso todas las trabas posibles a nuestras operaciones. Después de haber puesto en manos del señor vice-consul de Francia, contra su voluntad, las mercaderías salvadas, el señor Juez de Talcahuano no quiso recobrarlas i ha estado a punto de emplear la fuerza para conseguir sus fines.

Diario «El Comercial» de Talcahuano, 28 de Mayo de 1892

La venta de las mercaderías averidas, ordenada a requisición mia, i las del depositario por el informe de peritos, por orden consulado, se vió detenida por una orden del juez. Estas mercaderias al presente están completamente perdidas i los intereses de los que a ellas tenian derecho gravemente comprometidos.

El Juez ha nombrado un depositario i nosotros estamos al presente amenazados de nuevas dificultades de parte de las autoridades que debian prestarnos auxilio.

Ultimamente, el depositario consular fué a pedir al señor gobernador marítimo las embarcaciones del “Chili” i sus equipos.

Los botes han sido devueltos, pero el equipo ha desaparecido.

Protesto i si es necesario juro por lo más sagrado que todo lo que acabo de relatar es la verdad i nada más que la verdad.

CH. Jauce
Capitán del Vapor náufrago “Chili”. 

Nota: Este artículo es una transcripción literal del manuscrito que se en encuentra en el fondo ministerio del exterior, 1892, ANH

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Por Sego