El último sismo del siglo XVI. Valdivia, 1575

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El último sismo del siglo XVI. Valdivia, 1575

La ciudad de Valdivia fundada en 1552 se consideraba durante el período colonial como uno de los principales puertos con salida al océano pacífico en Chile, incluso se le llegó a conocer como “la llave del mar del sur”. Es por ello que seguramente cuando el 16 de diciembre de 1575 un fuerte terremoto acompañado de un posterior tsunami arrasó la ciudad y localidades aledañas, el lamento debe haber sido profundo y asimismo el terror que sintieron los lugareños, tal como refiere el siguiente texto escrito por el investigador chileno Hugo Gunckel:

“Hora y media de media noche, un fuerte sismo azotó el día 6 de diciembre de 1575, todo el sur de Chile, La Imperial, Villarrica, Valdivia, Osorno y Castro quedaron reducidos a escombros por efecto del terremoto y maremoto. La fuerza del sismo fue tan grande que un derrumbe cerró el desaguadero del lago Riñihue, dique que cedió en abril del año siguiente inundando en forma desastrosa una extensa región”. (Archivo Nacional Histórico, Fondo Hugo Gunckel, Volumen XX).

Así también se puede leer en el siguiente relato anónimo de aquella época:

“En la ciudad de Valdivia a las tres horas de la tarde poco más o menos vino un gran temblor y terremoto de hacia la mar, que en comenzando luego se comenzaron a caer casas y en pequeño espacio,  cuanto acabó de quitarse la niebla que el mucho polvo tenía estaba todo el pueblo caído por el suelo” (Relato anónimo, Valdivia 16 de diciembre de 1575, Archivo Nacional Histórico, Fondo Morla Vicuña, Vol. 32).

Además, y según los mismos relatos de la época, el sismo duró cerca de cuatro minutos, los que en la época fueron calculados a través del rezo desesperado de los habitantes de tres credos. Cientos de habitantes fallecieron ya sea aplastados por murallas o por los techos de las casas que cedieron ante la magnitud del evento sísmico y por la fuerza del agua que terminó por arrasar con lo poco y nada que quedó en pie.

Como durante el período de este terrible sismo no existía una explicación científica, la primera reacción de la población en su mayoría española e indios que convivían con ellos, fue huir a cerros y campos lejos del mar, lo que se mantuvo durante semanas, padeciendo hambre y frío que terminaron por generar más muertes a causa de enfermedades. Asimismo, esperanzados en que Dios podría ayudar ante tal desolador panorama, el gobernador de Chile en aquél entonces, Rodrigo de Quiroga, mandó hacer plegarias y procesiones, suplicando pronta ayuda y el cese de las constantes réplicas, que no dejaban a los pobres habitantes del sur de Chile recomponer sus vidas.

Al mismo tiempo que los españoles rezaban por sus vidas, bienestar y el restablecimiento, los indígenas intentaron mantenerse en la altura de los cerros, llevando sobre sus cabezas platos de maderas con comida por varios días, esto en relación con la leyenda acerca del gran diluvio que había inundado una vez la tierra como consecuencia de un gran terremoto. Asimismo, algunos cronistas relatan que se realizaron algunos guillatunes sacrificando niños para ser protegidos, práctica que ante próximos eventos sísmicos se repitió, por lo que también podemos ver las diferentes cosmovisiones de aquellas épocas.

Con este gran terremoto, que generó importantes pérdidas económicas, materiales y vidas, se comenzó a cerrar el siglo XVI, para dar comienzo a nueva etapa que se esperaba fuera mejor, lamentablemente sabemos que la tierra nos tendría preparadas nuevas catástrofes que enfrentar.

Por Pablo Moya Rojas