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Ataque a Palacio, 11 de septiembre de 1973

Ataque a Palacio, 11 de septiembre de 1973

Los setentas fueron años muy agitados en el mundo entero, provocados por diferentes hechos como la Guerra Fría, el nacimiento de diversos movimientos sociales y los incontables conflictos políticos alrededor del mundo, hechos que llevaron a esta década ser considerada como una de las más trascendentes del siglo XX.

La realidad latinoamericana por esos años fue marcada por la vivencia de diferentes dictaduras que provocaron grandes daños a la democracia de los países, Chile no fue la excepción. El 11 de septiembre de 1973, se llevó a cabo un golpe de Estado donde las Fuerzas Armadas del país se organizaron para derrocar el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por el Presidente Salvador Allende. Distintos puntos del país fueron testigos de los enfrentamientos entre los golpistas y los grupos que defendían el Estado de Derecho que estaba comenzando a quebrarse, siendo Santiago el gran epicentro de los ataques armados por parte de los militares. A las 09:30 hrs. de ese día martes, los ataques a diferentes edificios públicos y en particular al Palacio de La Moneda (sede central de gobierno) se hicieron presentes. En primera instancia, los asaltos fueron vía terrestre, generando un gran caos dentro de la sociedad y mucha angustia por la incertidumbre que esto acarreaba.

Estos sucesos están descritos en varios documentos del Cuerpo de Bomberos de Santiago que pasaremos a ver a continuación:

La Quinta Compañía de Bomberos del CBS, ubicada a pasos del Palacio de la Moneda a tavés del  libro Firme la Quinta[1], describe su situación:

“A las 9.45 horas se escucha un intenso fuego de ametralladoras y disparos de todo tipo proveniente de la Moneda y edificios cercanos. Se principia a disparar desde los edificios vecinos al cuartel.

Un vehículo de enlace radial del Blindado Nº2, pide la entrada al cuartel, se corre la Bomba América al patio posterior y se le abren las puertas. Nuestra atención se centra en sus comunicados que se escuchan claramente en la sala de máquinas. Otros vehículos militares ingresan al cuartel. La Bomba Arturo Prat también se ubica en el patio. La sala de máquinas se ha llenado de militares que suben al tercer piso y disparan desde las ventanas que dan a José Alberto Bravo, a Nataniel Cox y otros lo hacen desde las ventanas del segundo piso a Alonso Ovalle. Los tiradores parapetados en los pisos altos de los edificios colindantes disparan contra las Fuerzas Armadas. Los tanques llegan frente al cuartel.

A las 10,30 horas la Avenida Bulnes es barrida por las balas. Muchas personas se han refugiado en el cuartel y los siguientes solicitaron que se anotara sus nombres en el Libro de Guardia acreditando que por fuerza mayor no pudieron continuar su camino.”[2]

Extracto del Libro de Guardia de la Segunda Compañía de Bomberos del CBS:

“10hrs. Tropas del ejército bloquean los puentes sobre el río Mapocho y no dejan pasar a nadie al centro y muy por el contrario se ve correr a la gente evacuando.

10:25hrs. Hemos visto salir a la Mecánica de la 8ᵃ a un llamado en Teatinos y Gral. Mackenna pero las fuerzas militares en el Pte. Recoleta no le han dejado pasar y la han obligado a devolverse.”[3]

En ese mismo contexto y haciendo referencia a lo acontecido, la Octava Compañía de Bomberos, hace un relato de la situación que se vivía a las afueras del Cuartel:

“Fueron momentos bastantes dolorosos para quienes estábamos en el Cuartel, debido a que muchas personas solicitaban ampararse en nuestro edificio en razón de que la situación imperante en las calles se tornaba a cada instante más peligrosa. Lamentablemente y contra de nuestros principios de ayuda al prójimo, debimos negarle la entrada por razones obvias.”[4]

De este modo, queda en evidencia la delicada situación que se experimentaba en la mañana de ese martes. Desconociendo hasta el momento, que al transcurrir las horas el enfrentamiento de las fuerzas militares con los adherentes al presidente Allende, quedaría sellado en el ataque realizado al mediodía por los aviones de combate Hawker-Hunter de la FACH, quienes dejaron caer su mortífera carga sobre La Moneda, produciendo un gran daño estructural y un posterior incendio.

Llamada de emergencia

Tras constantes llamadas hacia bomberos, la central de alarmas del Cuerpo de Bomberos de Santiago, solicitó autorización para acudir al siniestro de La Moneda, pero la comandancia de la Guarnición Militar de Santiago les negó el permiso ya que no existían las condiciones para concurrir al edificio de gobierno que estaba  en llamas. Recién a las 15:30 hrs., como se menciona en el libro “Desde mi vitrina de cristal, Historia de la Primera Compañía de Santiago”, pudo concurrir el primer carro a la emergencia:

“A las 15.31 hrs. sale la Primera a combatir el incendio producido en Moneda y Morandé (Palacio de la Moneda).
A nuestra Compañía le correspondió armar por Morandé 80, puerta de ingreso a las dependencias Presidenciales.
Al llegar al recinto del Llamado, el personal de la Fuerzas Armadas libraba un violento combate con las Fuerzas Gobiernistas apostadas en edificios vecinos, razón por la cual el personal Primerino debió armar en condiciones peligrosísimas y haciendo gala del Deber y del Coraje.”[5]

El acto del bombardeo no significó solo la toma del poder por la fuerza sino también, un acto simbólico del derrocamiento y, por ende, el establecimiento del nuevo régimen. En el libro de la guardia de la Duodécima Compañía de Bomberos de Santiago[6] se puede encontrar el relato de como los voluntarios  combatieron el fuego en la intendencia, mientras el tiroteo continuaba en las calles y como, posteriormente, controlaron el fuego abriéndose paso para apagar el incendio que ocurría en La Moneda ingresando por la calle Morandé 80. Paralelamente retiraron la munición militar y, evitando así, una explosión producto de la combinación del fuego con la pólvora, que podría haber generado un desastre de mayores proporciones.

«La infantería da instrucciones al personal para empezar a trabajar en la intendencia que ardía violentamente. Mientras desarrollábamos nuestra labor, en la calle había un violento tiroteo, por lo cual fue necesario extremar las precauciones para seguridad del personal. Después de controlar el peligro en la intendencia entramos al Palacio de la Moneda, por la puerta de Morandé 80, donde todavía se escuchaban disparos. Digno de mencionar que la actuación de los voluntarios de nuestra Compañía, que en medio de un violento fuego trataban de sacar las cajas de municiones de la Casa Militar, lo que consiguieron después de mucho bregar. El peligro en que estuvieron estos voluntarios, es algo que el Capitán desde un principio captó, pero fue necesario arriesgarlos para evitar una catástrofe mayor.

Sobrecogedor y emocionante fue el momento en que dos oficiales de esta Compañía tuvieron que bajar la camilla que llevaba los restos del ex Presidente Allende. Como toda relación de un acto de servicio debe ser escueta y sencilla, hay muchos hechos que no quedan consignados, si no en la memoria de los que asistieron.» Mario Ilabaca Quezada Capitán Duodécima Compañía “Chile Excelsior”

Es así, como durante siete horas, los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Santiago trabajaron en la extinción del siniestro, enfrentándose a disparos que cesaban y se reanudaban continuamente. Hasta que a las 22:30 se dio retirada y todas las compañías tuvieron que regresar a sus respectivos Cuarteles, quedando en la historia de la institución su actuar y demostrando el compromiso con la comunidad a la que atienden, incluso, si sus vidas corren peligro. Tal como dijo el Superintendente del CBS, Sergio Dávila Echaurren en sesión ordinaria del Directorio el 3 de octubre de 1973:

(…) Pienso que en la historia de la Institución, jamás se había presentado un caso de esta naturaleza.
He querido dejar establecido, para la historia de la Institución y por la responsabilidad que a ella afecta, la forma en que al Cuerpo le tocó participar en los siniestros, tanto del palacio de Gobierno como en el que ocurrió a las 15,45 horas, en la sede del Partido Socialista, incendio que se prolongó hasta las dos de la madrugada.”[7]

Además, tras la delicada situación de inseguridad se comenzó a utilizar un distintivo que consistía en un brazalete, que en los días posteriores debía ser ocupado ante cualquier tipo de siniestro al que se concurriese en los lugares de conflicto, a su vez la comandancia comunicaba de forma interna una contraseña que cambiaba todos los días, al igual que el color del brazalete[8]. El fuego provocado de la manera más violenta posible, constituyó un ejercicio de poder, el hecho que hacía vaticinar el sometimiento forzado de la población al régimen civil-militar que a la larga, duraría 17 años.

El inicio del fuego consumió la inmaterialidad de un proyecto político, pero también la materialidad de uno de los proyectos más ambiciosos de la colonia – trasformado con el tiempo en la sede de gobierno – destruyendo la Galería de los Presidentes y sus respectivos bustos, el Salón Rojo, innumerables obras de arte cómo los retratos de Ambrosio O’Higgins y Diego Portales, la copia del acta de independencia firmada por Bernardo O’Higgins, entre otros[9]. Estos elementos, tanto los destruidos como extraviados, significan un atentado al patrimonio nacional, guardando obviamente las proporción con respecto a las pérdidas de vidas humanas que ocurrieron durante el ataque a La Moneda y la posterior instalación del régimen civil-militar en el poder.

Por Fabián Sandoval Repetto y Franco Delgado

 


[1] Este libro fue escrito por el Voluntario Honorario y Quintino Agustín Gutiérrez Valdivieso, para conmemorar el centenario de la Quinta Compañía cumplido en diciembre de 1973.

[2] Valdivieso, A. G. (1973). Firme la Quinta. Santiago: Desconocida, pág 157.

[3] Segunda Compañía de Bomberos. (1973). Libro de Guardia. Santiago: Desconocida, pág 60.

[4] Donoso, L. E. (2008). Hachas y Escalas, 145 años de historia de la Octava Compañía de Bomberos de Santiago. Santiago: Gráfica Seckel, pág 70.

[5] Fuente, J. C. (2021). Desde mi Vitrina de Cristal, Historia de la Primera Compañía de Bomberos de Santiago. Santiago: Gonsa S.A., pág 42.

[6] Duodécima Compañía de Bomberos. (20 de febrero de 2023). Segunda Compañía de Bomberos. Obtenido de Segundinos: https://segundinos.cl/web/el-libro-de-guardia-la-historia-de-la-iconica-fotografia-del-11-de-septiembre-de-1973/

[7] Cuerpo de Bomberos de Santiago. (3 de octubre de 1973). Actas del Directorio. Santiago, pág 158.

[8] Donoso, L. E. (2008). Hachas y Escalas, 145 años de historia de la Octava Compañía de Bomberos de Santiago. Santiago: Gráfica Seckel, pág 72.

[9]O, K. S. (20 de febrero de 2023). Archivos Presidenciales. Obtenido de Archivos Presidenciales: http://archivospresidenciales.archivonacional.cl/uploads/r/archivo-presidencia-de-la-republica/3/5/a/35aa7325e135721fe73534439843b0e34be85291c4ab206c85ca1e16a0d9afaf/050-1973_Aprender_de_la_p__rdida.pdf