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En el año 2050 podría repetirse en Europa una racha de inviernos fuertes, con una bajada importante de las temperaturas, como ocurrió entre los siglos XV y XVII con la Pequeña Edad de Hielo. En esa época se produjeron hechos tan insólitos como el congelamiento del río Támesis.
Aunque aún no existe una explicación definitiva para la Pequeña Edad de Hielo, algunos astrofísicos creen que ese fenómeno estuvo relacionado con un período de baja actividad del sol, entre 1645 y 1715.
En ese período hubo una gran disminución de los rayos ultravioleta emitidos por el sol, lo que se conoce como “Mínimo de Maunder”, y muchos científicos consideran que fue esto lo que provocó un enfriamiento global de la Tierra.
En el ámbito de la astronomía, lo que le ocurrió al sol no fue un hecho aislado ni un fenómeno extraño. Esta estrella pasa por ciclos de 11 años, en los que existen momentos máximos y mínimos. Algunas veces, esas oscilaciones pueden ser muy intensas y surge un gran mínimo.
El astrofísico Dan Lubin, de la Universidad de California, cree que va a ocurrir lo mismo en el año 2050. Según sus cálculos, el sol entrará en un gran mínimo alrededor del año 2020, lo que hará bajar las temperaturas de la Tierra algunas décimas de grados Celsius.
El fenómeno no será capaz de detener el calentamiento global. Sin embargo, se vivirá de nuevo una Pequeña Edad de Hielo, con inviernos muy fuertes entre los años 2020 y 2070. Su efecto máximo se espera para en el año 2050.
Una pequeña edad de hielo pudo cambiar la historia de la Antigüedad
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La plaga de Justiniano, la invasión de Europa por varios pueblos de las estepas, la caída del segundo imperio persa, la entrada de los turcos en Anatolia, la unión de los tres reinos de China, el inicio de la expansión árabe… Todos son eventos que tuvieron lugar entre el año 540 y el 660 de la Era Común. Ahora, un estudio de los árboles muestra que durante ese siglo y poco se produjo una edad de hielo donde la temperatura bajó hasta 4º en verano y aquel frío pudo ser el marco de tanta historia.
En los últimos 2.000 años se han producido varias anomalías climáticas. Por el lado del frío, la más significativa es la denominada Pequeña Edad de Hielo (PEH), que se inició en el siglo XV y acabó a mediados del XIX. Antes, el clima fue especialmente cálido desde la época del Imperio Romano hasta la llegada del Renacimiento. Sin embargo, en esos 1.500 años de clima benigno, hubo un hiato que, aunque más corto en extensión que la PEH, experimentó temperaturas aún más bajas. Los que lo han descubierto lo han llamado LALIA, siglas en inglés de Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía.
«Fue el enfriamiento más drástico en el hemisferio norte en los últimos dos milenios», dice en una nota el investigador del Instituto Federal Suizo de Investigación, Ulf Büntgen, coautor de una investigación sobre la temperatura en estos 20 siglos. Büntgen es dendroclimatólogo y usa los patrones de crecimiento de los anillos de los árboles para inferir la temperatura. En 2011 ya publicó en la revista Science una investigación del clima del pasado basada en lo que pudo leer en los árboles de los Alpes austríacos. Ahora completa aquel trabajo con la información que le ha arrancado a 660 alerces siberianos (Larix sibirica), el árbol más abundante en el macizo de Altái, en Asia central.